viernes, 20 de septiembre de 2013

DEFINIENDO BERLÍN...


Texto y fotos: Cristina M. Sacristán



Viviendas de claro tinte soviet, herencia de la RDA, en un bello atardecer en Berlín. Media hora antes llovía...




  Hay ciudades y países en el mundo que de una visita a otra parecen nuevos. Eso ocurre con Croacia, tan recuperada de los impactos de la guerra de los Balcanes; la Praga del Este se fue occidentalizando poco a poco, de forma que con los años la herencia comunista se ha ido diluyendo; en el caso de Bilbao, su fisonomía ya no es gris e industrial y sí espaciosa, peatonal, con entornos modernos... Berlín, una ciudad difícilmente comparable a otra, va transformándose a medida que pasan los años, tras la destrucción del telón de acero que la había convertido en Letra Escarlata. Ha pasado por tan distintos periodos, su historia y su evolución son tan especiales y complejas, que es difícilmente clasificable. ¿Cómo definir a Berlín?

  "Si me pides que te hable de Berlín es como si me dijeras "resume qué es Asia". Su historia es tan controvertida que resulta imposible simplificar. Son dos ciudades en una", señala Erika Barahona, artista e historiadora que vive a caballo entre Bilbao y la inmensa urbe alemana, y además sus ascendientes son germanos. Buscando una palabra, sólo una... ¿podría ser cubista? Quizás mejor poliédrica: en una misma plaza asistimos a un edificio o una escultura neoclásica, una iglesia medio derruida por los efectos de la Segunda Guerra Mundial y, a pocos metros, un rico banco. El pasado, el presente y la mirada al futuro la circundan del mismo modo que lo hizo el Muro de la Vergüenza (Schandmauer), que la encerró y rompió en pedazos por dentro...

  Hoy son el metro y los trenes los que la rodean, en una especie de laberinto aparentemente interminable, pero, en la distancia corta, en una inteligentísima fórmula de hacer de una ciudad inmensa algo más cercano. Al igual que en Nueva York, quedas a las 6 p.m. y puede que arribes a las 6.15, ya que los distritos son enormes. Los berlineses lo ponen fácil, pues, aunque tienen aspecto serio, habitualmente indican las direcciones y cómo acceder a los andenes con mucha eficacia, en la misma línea que los newyorkers, sin ser tan dicharacheros. Más bien silenciosos; no tanto como los noruegos, pero hay que tener en cuenta que son 3,3 millones de almas habitando esta urbe de mil prismas.


 


Hermosas estatuas en el arranque de Friedrichstrasse. Esta es un área proclive al Mal de Stendhal...





  Toda la historia de Centroeuropa pasó por aquí. Por ello es rica y dolorida, magna y asequible, esplendorosa y gris. Como comenta el guía de origen italiano Stefano Gualdi, "cuando sale el sol es otra ciudad: verde y azul". Esa sensación de luminosidad recuperada se acrecienta con los frondosos y amplios parques y esos canales, donde detenerse para el pic-nic, a leer o a pensar, y que dan una pincelada romántica a otros aspectos más áridos. Como el Pabellón de las Lágrimas. Allí se despedían, dramáticamente, los familiares separados forzosamente por el Muro. En esos flash-backs es fácil el estremecimiento. Así ocurre en el Check Point Charlie Museum, un extraordinario museo sobre la II Gran Guerra, situado en el punto en que se decidió aislar a media Berlín. Todo ello es mostrado frontalmente a los niños alemanes, para que sepan qué es lo que no hay que repetir. Y, en Berlín, con un empeño añadido por abrir las puertas a diferentes nacionalidades, casi una obsesión anti-racista, comentan algunos oriundos y españoles que viven aquí...




El Check Point Charlie actual hace de la pesadilla bélica una atracción turística.


   Los berlineses positivan y, por ejemplo, ahora una de sus atracciones principales es Teufelsberg, una colina, la más alta de la metrópoli, usada por los americanos para controlar el área, y conformada por escombros de lo devorado por la contienda. Muchos edificios de artistas, como el mítico Tacheles, son almacenes o fábricas recuperados tras su destrucción, como inusitados estudios que pretendieron conformar un caldo de cultivo creativo, un magma que insuflara nuevas palpitaciones a la ciudad. Consiguiéndolo, pues si algo caracteriza a Berlín es su eclosión creativa. Es una de las ciudades del mundo con más tirón para el mercado del arte, e imán para cineastas, escritores, fotógrafos...

  Es dura y romántica a la vez. Detallista, con un zumo agradable en la recepción del hotel, siempre baños acondicionados, velitas en la mesa del restaurante... Pragmática y contradictoria. Desangelada, con muchos espacios aún por reconstruir, y nutrida de patrimonio al mismo tiempo. Como esa isla de los Museos y Friedrichstrasse, donde el Mal de Stendhal está asegurado... La antigua Prusia, los aires renacentistas de Federico El Grande, los centros académicos de Humboldt, los acordes de Wagner... impregnan de colores pastel la visita. Antes de la contienda, se trataba de una ciudad industrial, de gran riqueza. Luego se debilitó terriblemente. Y hoy destaca como urbe de servicios y con mucha potencia turística y hostelera. En Berlín podremos comer de todo y en cualquier versión (americano, italiano, suizo, tailandés...). Y, lo que es mejor: a cualquier precio, de forma que incluso se puede solventar una comida con 6 ó 7 euros...






En la vivienda de Merkel frente al Pergamon han pegado un cartel los socialistas.





  Paseamos la ciudad durante la recta final de la campaña electoral. Angela Merkel sonríe con expresión aniñada en los carteles. En el Admiral Palast hay una comedia en la que ella aparece encabezando, como Kate Winslet, la zozobra del Titanic... Junto a su vivienda, frente a la isla de los Museos, han pegado un cartel los socialistas del SPD, irónicamente. La política no es indiferente en Berlín. Es también la Berlin Art Week, con la feria Preview Berlin como escaparate internacional. Como ampliaré más adelante, la actividad creativa es un motor incombustible en la actualidad berlinesa.

  La ciudad borbotea de museos, cabarets, teatros, conciertos. Asequible por tramos, es accesible, aún, alojarse en pisos que en ciudades como Bilbao o Madrid costarían casi el doble. Eso se lo pone más fácil a los creativos que se acercan a probar fortuna. El verdor y las bicis forman parte del paisaje, con apenas coches. En el buen hotel se preocupan por no derrochar agua ni jabón. Todo por el medio ambiente. En cambio, como en los coffee shops de Ámsterdam, se puede fumar en muchos locales. En esa línea de reivindicación de la libertad. La misma que lleva a que las parejas homosexuales paseen felizmente abrazadas por los espacios neurálgicos.
 




Fachada de Tacheles en Oranienburgerstrasse. Hasta hace poco era una expresión anárquica y libre del arte okupa berlinés.


  El tiempo sigue la línea de los contrastes que caracterizan a la ciudad, y en un mismo día hará sol, viento, nubes que lo van cubriendo todo, lluvia. Y puede que, al final de la tarde, el cielo regale unos jirones de sol rojo, logrando maquillar los pómulos de los nuevos edificios y los más modernos. Embelleciendo los rostros urbanísticos con colores de futuro, esperanzadores...


  Búsqueda de libertad, creatividad -"es un nido de talentos", estima la artista Ana Garcia-Pineda-, reinvención diaria. Y un alto nivel cultural: si hablan inglés o alemán, las conversaciones con los berlineses serán de una complejidad y riqueza muy nutritivas. Sólo unos días aquí son como un paseo por el Hermitage, como un cursillo intensivo, como un museo de Historia vivo... Búsqueda de libertad, dureza y romanticismo simultáneos, reinvención constante... Impactante, imaginativa... Mientras busco una palabra para Berlín, Berlín se reinventa tan deprisa que casi me alcanza...




La princesa antecesora de Nefertiti ya era un alarde de perfecta belleza (Neues Museum, Isla de los Museos).





Para más información: Sabor a ese Berlín tan mixto y 'cool'...  (Carta de las Culturas, junio 2013)
Reportaje socio-político sobre Berlín y Alemania, pronto, en Gea Photowords
Reportajes sobre artistas en Berlín  (Deia, El Tintero...)
Programa de radio con Bego Beristain en Onda Vasca (jueves 17 de octubre)
Recorridos literarios por Berlín, y otros destinos, en el programa de radio 'Leer para creer'
Recorrido por los múltiples eventos de Berlín (ON, marzo 2015. Págs. 30-33)

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