lunes, 25 de noviembre de 2013

ALGUNOS PENSAMIENTOS VIOLETAS


 Texto: Cristina M. Sacristán
 Fotos: C. M. Sacristán, Amnistía Internacional, B. Nakhjavani


Una niña lee en el Museo de Arte Contemporáneo en Ámsterdam. Un paisaje normal en los países centroeuropeos y nórdicos.



  Como una pesadilla, se repite el 25-N. Es como cuando constatamos que, aun en pleno invierno, cientos de subsaharianos atraviesan el Estrecho de Gibraltar en pateras. O que conflictos como el sirio tienen desplazadas a millares, casi 2 millones, de personas. Que tragedias como la filipina normalmente afectan más a los sin recursos. Que en Darfur una mujer, o una niña, es posible que sea violada al acudir a por agua. Que en numerosos países vecinos verá mutilado su clítoris, pues, ¿cómo consentir que una mujer disfrute con su cuerpo, esclava como es de los hombres?

  En los países nórdicos, o en Alemania u Holanda, las mujeres han avanzado en sus derechos con pasos de gigante. Aunque no tanto como para considerarlos paraísos de la igualdad, pero a años luz de, por ejemplo, este Estado español que recobra por momentos colores y expresiones de la época gris, la del "la maté porque era mía". ¿Se imaginan una Ángela García gobernando el país? ¿Una mujer intelectualmente sólida, con un marido trabajando en la sombra, ambiciosa y de mente racional y contundente? Que no le quite el sueño estar a la última en modelitos, que lleve la voz cantante en los foros internacionales, cuyas opiniones y decisiones resulten definitorias para el futuro de un continente. ¿Realmente lo creen factible en la Península Ibérica? Imagino la cara de horror de algunos al leer estas líneas, qué sofocón que una mujer concentre tanto poder...



Angela Merkel, sonriente en la campaña electoral alemana (cartel en Berlín).




   Esta semana pasada, Malala Yousafzai volvió a hablar de cómo cada niño y cada niña requieren, no sólo comida, sino además "un libro y un bolígrafo". Es su obsesión, por esa causa casi perdió la vida a manos de los talibanes, tiroteada. De hecho, la nueva Premio Sájarov sigue amenazada de muerte. Su desafío es muy alto... Pero, no nos engañemos, en Pakistán, Afganistán, Irán, Arabia Saudí o algunos países del África Negra las mujeres corren el riesgo de ser lapidadas, golpeadas, detenidas, violadas... por conducir, por discrepar, por abandonar a su marido... pero el 25-N no es el producto de cuatro chalados sueltos, que tuvieron infancias difíciles: el origen se asienta en una sociedad bien orquestada y orientada a la sumisión de la mujer.

  No hace falta que les recuerde que en el conjunto del Estado español hay decenas de muertes por año de mujeres a manos de sus parejas (¿parejas??) o ex parejas. Y no parece que eso sea un asunto de psicópatas o desequilibrados aislados, que por eso hostigan a las mujeres. Generalmente, las agresiones y asesinatos se producen precisamente cuando ellas preparan la maleta, cuando declaran su independencia... Los expertos lo vienen recordando: hay que cambiar esos cimientos podridos desde la base, la Educación. Pero, ¿de qué sirve que unos educadores de buena fe traten de inculcar valores igualitarios en sus alumnos y alumnas, si en casa la abuela o la madre consienten y miman más al chico por su género? No hablo de hombres machistas, sino de mujeres que han asumido el rol de competidoras ante el 'jeque', de sub-personas que han de anular a sus semejantes para poder ganarse un mísero hueco ante "él".
 






 Enciendan el televisor, y tomen nota de cuántos programas o películas son degradantes para las mujeres: cuantifiquen en cuántos de ellos pegan, amenazan, acosan o asesinan a féminas. Es una sesión continua, y todo esto resulta, en conjunto y a la larga, una lluvia que cala...

  En nuestros días, es frecuente ver a grupos de chicas en edad universitaria llamándose "tío" entre ellas. Lo que faltaba. Si ya el idioma castellano era machista -reflejo de lo que la sociedad produce-, si ellas mismas extirpan el género femenino, ¿hacia dónde caminamos? Parece ser que las actuales pre-mujeres, mejor preparadas que nunca, con carreras universitarias, postgrados e idiomas en su haber, siguen mostrando profundos síntomas de dependencia, de sumisión ante sus compañeros. Entre otras cosas, porque les resulta insufrible no estar emparejadas -no hace falta irse a la España de Franco ni al s. XIX para constatar el estigma de fracaso social que eso implica-. Y ellos, de preservar la actitud de dominio sobre la mujer. Aunque lleven piercings o escuchen música cool...

  No hay más que mirar a los medios de comunicación. ¿Qué profesión parece más librepensadora que la periodística? Por principio, las mujeres podrían escribir reportajes y columnas liberadores, invitando al avance, a dejar atrás las alas atadas con pegamento al suelo... Pero la realidad es bien distinta, y ahora agudizada por la crisis económica: la mayoría de los que ostentan el poder en la prensa siguen siendo hombres. Y no crean que no se nota: ellos miran con una lupa de aumento las propuestas de las féminas, mientras se relajan con sus colegas masculinos, hablando de fútbol, yendo a practicar deporte juntos, concentrándose en torno a la televisión en las redacciones cuando hay algún evento deportivo. Soltando tacos sin cortarse, pero mirando mal a las compañeras cuando dicen alguna frase altisonante...





  No, no les hablo de la España de la transición. Es la realidad, y está aquí mismo, echándonos el aliento en la nuca. Hasta Maruja Torres ha dicho "basta" ante la involución que está sufriendo uno de los periódicos que parecía más moderno, El País, botón de muestra de la mala salud que tiene actualmente el Periodismo en la piel de toro.

  En 2009, Esther Tusquets me comentaba, con su tono socarrón, que no daba crédito cuando sus colegas mujeres le decían que no habían sufrido el machismo: "¿En qué no lo han notado?", resumía con fina ironía. Yo me acuerdo mucho de Esther y sus inteligentes observaciones.



La escritora británico-iraní Bahiyyih Nakhjavani.



  Hay hercúleos esfuerzos, por parte de ONGs, organizaciones de mujeres, libreras especializadas, World cafés, webs dedicadas a dar visibilidad a las mujeres eclipsadas por una Historia sesgada... Escritoras como la best-seller Bahiyyih Nakhjavani ponen su aportación. Sólo el título de su estupenda novela, La mujer que leía demasiado, es genial y desgraciadamente vigente... Nakhjavani, que me hablaba de la dificultad de una mujer profesional para abrirse camino sin ser etiquetada de "lesbiana, prostituta o masculina", está francamente preocupada por la realidad de las mujeres bahá´i en Irán: la represión es dura por el régimen de Ahmadineyad sobre los disidentes, pero más aún sobre las mujeres.

  Mientras siga habiendo ablaciones del clítoris y de las alas, podrán leerme en El Tintero. Mientras siga habiendo discriminaciones en sueldos, en acceso a puestos de trabajo, en ascensos. Mientras haya un solo capullo que ponga la mano encima de su pareja, o la humille, porque no es capaz de ganársela por sus propios méritos... Pero, no se confundan, la auténtica revolución de la mujer está por producirse -para tristeza de las sufragistas que lucharon por nosotras-, y no les quepa la menor duda de que está en nuestras manos. En manos de las mujeres. Unas mujeres solidarias y valientes, realmente autónomas, que comprendan que "ellos" sólo son (a veces) los que caminan al lado...



"Las mujeres han servido durante todo este siglo como espejos que poseyeran el poder de reflejar la figura del hombre a un tamaño doble del natural" - Virginia Woolf




Para más información:
Reportaje sobre Librerías de mujeres
La mujer que leía demasiado, de Bahiyyih Nakhjavani
Nosotras que contamos, de Inés García-Albi
El país de las mujeres, de Gioconda Belli
Bahiyyih Nakhjavani: "El velo representa el fundamentalismo..."  (Emakunde, 2010)
Entrevista a Aminetu Haidar  (Deia, 2011)
Impotencia  (El Tintero, 2013)
Web Emakunde
Blog María Ptqk
Web La otra página
Cursos de autodefensa en las Escuelas de Mugendo
Posts sobre el 25-N en FB: https://www.facebook.com/cristina.mtzsacristan

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